El proyecto Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local, BASAL (2012-2020) implementado en Cuba por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, ha sido liderado por la Agencia de Medio Ambiente y el Instituto de Geografía Tropical del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, con el acompañamiento del Ministerio de la Agricultura; contando con el financiamiento de la Unión Europea, UE, y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, COSUDE.
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Los propios beneficiarios cuentan la historia de la adaptación al cambio climático en el sector agropecuario: Una experiencia innovadora validada en 13 municipios cubanos.
“El proyecto nos ayudó a entender cómo adaptar nuestras prácticas a los cambios del clima para hacer más sostenible la producción ganadera y nos fortaleció con tecnologías para aplicarlas”
Edelmis Sánchez Santos. Productor Finca La Victoria, Cooperativa CCS Evelio Rodríguez, municipio Jimaguayú, provincia Camagüey, Cuba.
“Ahora que hemos establecido, con el apoyo de BASAL, las medidas de adaptación al cambio climático en la finca y podemos compartir estas prácticas con más productores y productoras, ¡la palabra orgullo no alcanza a expresar lo que sentimos!.”
Zelmi Castro Aguilera Productora de la Finca La Victoria, Cooperativa CCS Evelio Rodríguez, municipio Jimaguayú, provincia Camagüey, Cuba.
“Con BASAL aprendimos cómo conservar el suelo y el medioambiente, para asegurar esos recursos naturales para nuestros hijos. Tenemos una mini-industria y aprovechamos todo lo que se produce y las pérdidas de cosecha se reduce a menos del 10%”
Pablo Orlando Pérez Guzmán. Presidente Cooperativa CCS Frank País, municipio Güira de Melena, provincia Artemisa, Cuba
“La cooperativa que dirijo tiene hoy 30 productoras jefas de fincas y empoderadas en su papel en la sostenibilidad de la producción agropecuaria. Yo crecí profesionalmente y hoy puedo hablar de plantas proteicas, variedades adaptadas y disminución de gases de efecto invernadero”
Yadira Arrocha Bermúdez. Presidenta Cooperativa CCS Rolando Valdivia, municipio Florida, provincia Camagüey, Cuba
Son muchas las anécdotas y expresiones, son muchas las personas que han participado, sobrepasan las 25mil. Más de un millón ya perciben en las comunidades los beneficios directos a través de 8 años de implementación, con excelentes resultados e impactos en la mejora de las capacidades de personas, entidades y territorios para la sostenibilidad de la producción agrícola frente a los impactos del cambio climático. Se valida así la experiencia innovadora del proyecto BASAL en 13 municipios cubanos.
Esta iniciativa ha estado insertada en dos temas de máxima prioridad nacional, la producción de alimentos y la adaptación de las actividades agropecuarias ante los impactos del cambio climático. Sus resultados ratifican que la adaptación requiere la integración de temas diversos (medio ambiente y cambio climático, desarrollo local, energía, todo con perspectiva de género, entre otros), así como garantizar una articulación sistemática de actores, localizados en múltiples sectores y niveles (local y nacional). Las buenas prácticas y herramientas validadas con la experiencia de BASAL, han sido replicadas en otras iniciativas que se desarrollan en el país, a favor de la sostenibilidad de la producción de alimentos y el desarrollo local. Esto lo posiciona como un paradigma de la adaptación en el sector agropecuario cubano.
El modelo validado identifica dos grandes grupos de medidas de adaptación. Uno integrado por 42 prácticas y tecnologías agropecuarias, agrupadas en 8 ejes estratégicos: Suelos, Agua, producción de Semillas, Buenas Prácticas para la diversidad, manejo integrado de Plagas y de especies invasoras, Energía, procesamiento de producciones agrícolas-Mini-industria y Género. En cada uno de estos ejes se promueven prácticas y tecnologías innovadoras para el contexto de los territorios involucrados y algunas resultan novedosas para el sector. El segundo grupo de medidas, está integrado por 17 acciones dirigidas a la creación de un entorno habilitante para la adaptación. Estas se agrupan según el actor al que están destinadas: gobiernos municipales; instituciones científico-técnicas y su vínculo con productores; entidades nacionales y para todo el conjunto de actores, las acciones que promueven la igualdad de género en el proceso de adaptación.
La sistematización de esta experiencia quedó resumida en el producto: Adaptación al cambio climático en el sector agropecuario cubano. Buenas prácticas y lecciones aprendidas del proyecto BASAL. Un segundo producto presenta fichas para cada una de las medidas de adaptación promovidas: Herramientas metodológicas y recursos para la adaptación al cambio climático. Experiencia del proyecto BASAL. Adicionalmente, se generaron otros productos de conocimiento y sistematización de algunas de las medidas y herramientas implementadas. Particular relevancia tienen los productos de la serie Ecos de Aprendizajes del componente Género y Adaptación. https://www.cu.undp.org/content/cuba/es/home/presscenter/articles/2019/ECOSDELAPRENDIZAJE.htm)
Como resultado a la fecha más de 19,000 personas, de ellos 4,600 mujeres vinculadas a más de 60 entidades agrícolas de 13 municipios, han sido beneficiadas. Más de 79,000 hectáreas mejoraron su resiliencia, con la adopción de las prácticas y tecnologías agropecuarias para la adaptación, con mejoras en los suelos, incrementos de la eficiencia del uso del agua a nivel de finca y de los rendimientos agrícolas. Fueron consolidados servicios agrometeorológicos para productores y productoras, a través de Redes de Información Agrometeorológica y Productiva y quedaron en funcionamiento 12 Centros de Creación de Capacidades y Gestión del Conocimiento en 11 municipios. Fueron generadas y validadas por los gobiernos locales de 10 municipios, herramientas para la incorporación de la adaptación en el ordenamiento y la planificación territorial (Modelos de Ordenamiento Ambiental, MOA, Planes municipales de Adaptación al cambio climático para el sector agropecuario, PMACC, entre otras).
Una experiencia innovadora que generó la implementación del proyecto en su última etapa, fue la creación de Fincas Escuelas para la Adaptación al Cambio Climático. Esos espacios han servido para el establecimiento de sinergias con otras iniciativas líderes, implementadas por el PNUD en alianza con el CITMA, como es el Programa de Asociación de País (CPP) y el proyecto PNUD-GEF Conectando Paisajes, que ha adaptado esta experiencia, incorporándole el enfoque de paisajes. Sobre esto estaremos hablando próximamente….
BASAL has secured our future
The Project “Environmental Bases for Local Food Sustainability”, BASAL (2012-2020) implemented in Cuba by the United Nations Program for Development, UNDP, has been led by the Environmental Agency, AMA, and the Institute of Tropical Geography of the Ministry of Science, Technology and the Environment (CITMA), with the support of the Ministry of Agriculture (MINAG); and financed by the European Union, EU, and the Swiss Agency for Development and Cooperation, SDC.
The story of climate change adaptation in the farming sector told by beneficiaries themselves: an innovative experience validated in 13 Cuban municipalities.
“The Project helped us understand how we should adapt our practices to climate change to make livestock production more sustainable and provided us with technologies to implement them.”
Edelmis Sánchez Santos. Farmer, Farm La Victoria, Credit and Services Cooperative, CCS, Evelio Rodríguez, Jimaguayú municipality, Camagüey province, Cuba.
“Now that, thanks to the support of BASAL, we have implemented climate change adaptation measures in our farm and we can share those experiences with other farmers, the word proud doesn’t even begin to describe the way we feel!”
Zelmi Castro Aguilera Farmer, Farm La Victoria, Credit and Services Cooperative, CCS, Evelio Rodríguez, Jimaguayú municipality, Camagüey province, Cuba.
“BASAL has taught us to preserve the land and the environment, to secure those natural resources for our children. We have a mini-industry and use everything that is produced, thus reducing harvest losses to less than 10%”
Pablo Orlando Pérez Guzmán. Chairperson, Credit and Services Cooperative, CCS Frank País, Güira de Melena municipality, Artemisa province, Cuba
“The cooperative I chair today includes 30 women farm leaders who are empowered and aware of their role in farming production sustainability. I have grown as a professional and today I can talk about protein plants, adapted varieties and the reduction of greenhouse gases.”
Yadira Arrocha Bermúdez. Chairperson, Credit and Services Cooperative, CCS, Rolando Valdivia, Florida municipality, Camagüey province, Cuba
Many are the anecdotes and stories, as over 25,000 people have been involved. More than one million people have experienced direct benefits in their communities, along eight (8) years of implementation. It has had positive results and impacts as it has strengthened in individuals’, entities’ and territories’ sustainable agricultural production capacities vis-à-vis climate change impacts. Thus, the innovative experience of the BASAL project has been validated in 13 Cuban municipalities.
This initiative is inserted within two national top priority areas, food production and farming practice adaptation to climate change impacts. Its results ratify that adaptation requires the integration of various aspects (i.e. the environment and climate change, local development, energy, a gender-sensitive approach, among others), as well as systematic stakeholder articulation of various sectors and levels (local and national.) Good practices and tools validated by the BASAL experience, have been replicated in other ongoing initiatives in the country fostering food production sustainability and local development. This has turned it into an adaptation paradigm in the Cuban agricultural sector.
The validated model has identified two groups of adaptation measures. One that comprises 42 agricultural practices and technologies, divided in eight strategic axes: Land, Water, Seed Production, Good Practices for Diversity, Integrated Management of Pests and Invasive Species, Energy, Agricultural Production Processing-Mini-industry and Gender. In each of these axes, innovative practices and technologies are promoted for involved territories, including some that are groundbreaking for the sector. The second set of measures includes 17 actions seeking to create an enabling environment for adaptation. These measures are divided according to the concerned stakeholder they are addressed to: municipal governments; scientific and technological institutions and their link with farmers; national entities and for the overall universe of stakeholders, actions that promote gender equality within the adaptation process.
The systematization of this experience has been summed up in the product: Adaptación al cambio climático en el sector agropecuario cubano. Buenas prácticas y lecciones aprendidas del proyecto BASAL (Climate Change Adaptation in the Cuban Farming Sector. Good Practices and Lessons Learned of the BASAL Project). Another product provides fact sheets for each of the adaptation measures promoted: Herramientas metodológicas y recursos para la adaptación al cambio climático. Experiencia del proyecto BASAL (Methodological Tools and Resources for Climate Change Adaptation. BASAL Project Experience). Additionally, other knowledge products were developed and some of the implemented measures and tools were systematized. Particularly relevant are the products of the series Ecos de Aprendizajes (Echoes of Learning) of the Gender and Adaptation component. https://www.cu.undp.org/content/cuba/es/home/presscenter/articles/2019/ECOSDELAPRENDIZAJE.htm)
As a result, up to the present, over 19,000 persons, including 4,600 women from over 60 agricultural entities in 13 municipalities have been benefitted. More than 79,000 hectares have improved resilience due to the implementation of adaptation farming practices and technologies, soil improvement, a more effective use of water at farm level and increased agricultural yields. Agrometeorological services have been consolidated for farmers through Agrometeorological and Production Information Networks, and 12 Capacity Building and Knowledge Management Centers are now operational in 11 municipalities. Local governments of 10 municipalities have developed and validated tools to mainstream adaptation within territorial planning and management (Environmental Management Models, MOA, Municipal Agricultural Sector Climate Change Adaptation Plans, PMACC, among others.)
A pioneering experience resulting from the implementation of the Project in its last phase was the creation of Farm Schools for Climate Change Adaptation. That initiative has contributed to the development of synergies with other leading initiatives, implemented by the UNDP un partnership with CITMA, namely the Country Partnership Program (CPP) and the UNDP-GEF Project Connecting Landscapes that has adapted that experience to incorporate the landscape approach. We’ll be talking more about that soon….