Organizaciones productivas de los territorios más vulnerables del oriente de El Salvador recibirán apoyo para desarrollar y fortalecer cadenas de valor competitivas, sustentables e inclusivas, como parte de la respuesta nacional a la emergencia por COVID-19. El esfuerzo se enmarca en el Programa Nacional de Transformación Económica Rural-Rural Adelante, lanzado hoy e implementado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y financiado del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA).
En el contexto de la emergencia, el Programa Rural Adelante incrementó a 35 el número de organizaciones productivas que recibirán apoyo en 2020; todas ellas del rubro de alimentos, específicamente lácteos, frutas y hortalizas. La inversión estimada en apoyo a estas organizaciones asciende a USD1.47 millones, en concepto de formulación de planes de negocio, fondos de coinversión, asistencia técnica, capacitación y otras actividades complementarias. Alrededor de 1050 personas de forma directa, y
unas 4,725 de forma indirecta, entre productores/as y sus familias, serán beneficiadas solo con este componente.
El desarrollo de cadenas de valor busca contribuir a paliar los efectos socioeconómicos que se derivarán de la crisis sanitaria, a aumentar la resiliencia y lograr la recuperación temprana en áreas vulnerables de 87 municipios de la región oriental del país, en los departamentos de San Miguel, Morazán, Usulután y La Unión.
El objetivo primordial en el contexto de la emergencia es preservar y proteger los medios de vida de las comunidades, el empleo y las actividades de generación de ingresos. Al mismo tiempo, se espera contribuir a mantener la producción, el flujo, suministro y acceso de alimentos en la zona oriental, aportando así a reducir los riesgos de la inseguridad alimentaria.
El programa Rural Adelante pretende potenciar el desarrollo rural sostenible en la zona oriental del país, con enfoque de adaptación al cambio climático y se estructura en torno a tres componentes: además de las acciones para desarrollar las cadenas de valor, fortalecerá capacidades para la producción sustentable con adaptación al cambio climático y el marco de políticas públicas de desarrollo rural.
El Programa tendrá una duración de cinco años, con fondos por US $17.2 millones, 97% de ellos provenientes del FIDA. En El Salvador, los recursos del FIDA se utilizan para apoyar a los municipios donde la pobreza está más extendida. La estrategia es reducir la pobreza rural, generando riqueza y bienestar para los agricultores familiares, con la participación local.
El PNUD apoya ese modelo, garantizando la implementación efectiva y transparente del programa, con un enfoque de soluciones integrales a problemas complejos de desarrollo sostenible.