Las personas involucradas, tanto funcionarios y funcionarias de gobierno como las personas de las comunidades, depositan su confianza en el ejercicio y valoran la creación de canales para construir lazos de colaboración, pero exigen que no pare ahí.
En una entrada de blog anterior te contamos sobre nuestro interés por innovar en el diseño de ejercicios participativos para la construcción de políticas públicas y, en esta otra, sobre nuestro acercamiento a la Consulta Indígena. Este último es un ejercicio de democracia participativa que realizó el Gobierno de México para delinear, junto con los pueblos y comunidades indígenas, los ejes de acción del Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec (PDIT).
En este blog, te contamos los principales aprendizajes que obtuvimos como resultado de aproximarnos al proceso de consulta previa, libre e informada desde el plano de las emociones y de los significados que el ejercicio detonó en las personas que participaron. Los métodos de investigación que utilizamos para este ejercicio fueron la observación no participante, la entrevista semiestructurada y la video-etnografía. Los resultados fueron este documental corto y este informe de investigación, los cuales te invitamos a ver y descargar.
Consulta: un ejercicio de gran importancia para las personas
El principal resultado, y lo que las personas nos refrendaron una y otra vez, es el gran valor que le dan al ejercicio de la Consulta. Esto, tanto de la voz de funcionarias y funcionarios públicos como de las personas de las comunidades. Los primeros reconocen que salir de sus oficinas en las ciudades donde trabajan y recorrer el territorio les cambia la perspectiva. Les sensibiliza sobre las situaciones que viven las personas para quienes ultimadamente trabajan, y termina por convertirse en una motivación y fuente de inspiración para su labor. Por otro lado, para las personas de las comunidades la Consulta representa una oportunidad para exteriorizar, de primera mano y frente a funcionarios y funcionarias federales y estatales, demandas en torno a necesidades de sus comunidades.
En ocasiones, fue notorio que entre representantes del gobierno se contara con distintos niveles de preparación para trabajar con la sensibilidad social que requiere el establecimiento de diálogos interculturales. Por ejemplo, hubo quienes en sus intervenciones utilizaban de forma excesiva tecnicismos propios de sus disciplinas, o quienes presentaban datos agregados a nivel de todo el Istmo y no específicos para los municipios que se estaban consultando. En muchos casos, las personas consultadas fueron rápidas para reaccionar, mostrar su molestia y exigir aclaraciones.
En ese sentido, el proceso de consulta sirvió como un ejercicio de aproximación, acercamiento y de observación que colocó la diversidad del aparato gubernamental frente a la diversidad indígena y cultural, representada en cada localidad y sede visitada. Es de destacar que, por ambas partes (tanto comunidad como gobierno), y a pesar de roces y tensiones que estuvieron presentes durante el diálogo, se vivió un ambiente donde sobresalió el esfuerzo por dilucidar soluciones.
La Consulta empodera y acerca a las personas
Fueron comunes las reflexiones de las personas sobre cómo el ejercicio de la Consulta les ha hecho aprender. Para las comunidades, es común la inexperiencia sobre los procesos gubernamentales, lo que lleva a articular demandas de formas poco precisas o desarticuladas. Sin embargo, surgieron ejemplos como Raquel, una mujer indígena originaria de San Francisco del Mar, Oaxaca, que nos compartió cómo asistir a la Consulta la ha empoderado, tanto a ella como sus compañeras y compañeros. También nos contó cómo a lo largo del proceso de consultas, la gente va adquiriendo mayor soltura en sus argumentos, pues ya no les intimida hablar con las y los funcionarios federales, lo que les lleva a tener un discurso y peticiones más precisas y mejor dirigidas.
Las y los funcionarios también reconocen que las asambleas son un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, ya que se llevan solicitudes y luego deben regresar a la siguiente reunión a dar cuenta del trabajo realizado. También coinciden en que hacerlas juntas obliga a que entre las instituciones se coordinen, se mantengan alineadas y puedan dar una respuesta articulada.
Mantener el trabajo, fundamental para crear confianza en la Consulta
Muchas personas reconocen en la Consulta un inicio en la construcción de lazos de confianza entre gobierno y sociedad. No todas están satisfechas con lo alcanzado hasta este momento, y son claras en expresar que es mejorable, pero en su mayoría coinciden en que existe un clima generalizado de voto de confianza en el proceso. La impresión del equipo de investigación es que la expectativa creada es amplia y la confianza que se ha generado en las comunidades se puede diluir fácilmente si las personas no ven un seguimiento puntual y cambios en sus comunidades.
Una petición común es que la Consulta transite hacia la creación de mesas de trabajo y agendas colaborativas con las demandas de la comunidad. El equipo también documentó que las personas que integran las Asambleas Consultivas están dispuestas a colaborar con las instituciones de los distintos niveles de gobierno. Esto no sólo en lo que respecta a articular sus demandas, sino para continuar trabajando en el seguimiento a los programas que el gobierno federal y estatal implementan en la región. La condición es que su voz se escuche y atienda de manera permanente, y que las demandas y necesidades comunitarias identificadas tengan un seguimiento programático y colaborativo. De otro modo, el diálogo y el camino recorrido se quedarían en un nivel muy general y decaerían, lo que podría derivar en la pérdida de la motivación e interés por colaborar.
Espacios de participación política sin dejar de lado las emociones
Por último, pero no por ello menos importante, observamos cómo la dimensión emocional de los encuentros, sentimientos y valores se deja en un nivel poco visible dentro de estos espacios de participación política. Sin embargo, para el Laboratorio de Aceleración comprender el papel que juegan las emociones durante eventos de este tipo es estratégico.
Retomar estas dimensiones, desde el discurso del Estado, se torna importante para comenzar a construir líneas de trabajo que estén atravesadas por categorías como: la confianza, la esperanza, la escucha, el amor por la tierra, el honor familiar, el cuidado, la tristeza, la vergüenza, la intimidación, la vulnerabilidad, el miedo y la desesperanza, entre muchas otras que se escuchan y sienten al observar y hablar con las personas, pero que no siempre aparecen en el discurso.
Basta escuchar la voz quebrada de un hombre por la pérdida de un familiar querido o la vergüenza de una mujer al mencionar que no sabe leer y escribir, para reconocer que los caminos de investigación en torno a la percepción, la significación o el valor están cargados de gesto, más que de palabras.
En el informe de investigación y el documental corto puedes consultar estos y otros hallazgos de nuestra investigación. Te invitamos a revisarlos y comenzar una conversación con nosotros. ¿Conoces sobre este u otros ejercicios de consulta pública o quieres compartir con nosotros ideas de cómo se puede abonar a construir lazos de confianza y colaboración entre grupos? ¡Escríbenos, queremos leerte!