La hierbatera, al igual que el jaguar, si ésta está bien, todo su entorno también
19 de Enero de 2023
Durante el 2022, estuvimos inmersas en la Plataforma Central 1ero de Mayo, junto a hierbateras, estudiantes, mediadores comunitarios, comprendiendo el entramado de procesos, elementos y actores que componen este mercado mayorista de plantas medicinales de Quito. En el primer blog, contamos nuestras primeras intuiciones, surgidas en la etapa inicial de esta inmersión. Resultado de varios meses de co-creación de soluciones, prototipado, deliberación y afianzamiento de una la colaboración abierta y afectiva, se idearon 31 ideas, de las cuales 5 se convirtieron en prototipos funcionales y uno se encuentra en fase de experimentación. Este proceso participativo, llamado Minga de Innovación, fue resumido en un video y aquí presentamos un informe en el que desmenuzamos los problemas, sus potenciales soluciones y horizontes. En esta ocasión, compartimos algunos hallazgos, reflexiones y aprendizajes extraídos de esta andadura.
La desaparición del oficio de las hierbateras traería consecuencias nefastas a varios niveles
Cuando hablamos de valorizar el trabajo de las hierbateras, un oficio en riesgo de extinción vamos más allá de apreciar su valor cultural y patrimonial. Valorizar, implica acciones concretas para la pervivencia de su oficio, reconociendo su impacto en otras dimensiones, más allá de su persona individual. Detrás de cada hierbatera, hay diversos ecosistemas, saberes ancestrales de varias generaciones, una red familiar y comunitaria que participa de la actividad económica y el mercado como un espacio de disputa en la ciudad. Es pocas palabras, la posible desaparición del oficio de las hierbateras, amenaza directamente también a estos 4 elementos.
La metáfora, “especie paraguas,” usada para referirse al jaguar, por ser un animal que requiere grandes extensiones de tierra para subsistir y por ser un medio para la conservación de todo el ecosistema asociado, también podría aplicarse a estas comerciantes. La hierbatera, al igual que el jaguar, si ésta está bien, todo su entorno también.
Guardianas de los ecosistemas, mercados, saberes y comunidad
Cientos de especies de hierbas medicinales se venden en este importante mercado mayorista. Éstas se obtienen mediante el cultivo en huertas comunales o propias o, en el caso de plantas silvestres, mediante la recolección en cerros, bosques y quebradas. El trabajo de recolección se realiza mediante largas caminatas en las que, primero, limpian mecánicamente las malezas y especies invasoras que amenazan la diversidad de la flora, hasta acceder a las plantas medicinales, podarlas, favoreciendo su reproducción, y finalmente, llevarlas en fardos hasta la ciudad.
Su interacción constante con los ecosistemas las convierte en vigías de estas preciosas áreas que merecen y deben ser conservadas. Las recolectoras advierten sobre las amenazas sobre estos espacios.
“Sí, se ha hecho complejo, puesto que ahora las haciendas se hicieron urbanizaciones y ya no hay muchos lugares donde podamos recolectar. Inclusive por la gente mismo que bota basura, las haciendas han optado por no permitir que gente extraña ingrese. Antes se podía ir, inclusive a mí un patrón me decía <<mijita coja nomás porque mejor ahí vuelve a retoñar>>. En cambio, ahora ya no, la gente busca lugares en quebradas y van a botar ahí los desperdicios. Entonces a ellos no les gusta por eso han optado por vallar sus propiedades. Además, ahora las haciendas son terrenos de pastoreo, en parte. Hay potreros donde comen las vacas y otros sitios específicos donde han dejado crecer las plantas.” Marta Lucía López, recolectora.
Ellas realizan un monitoreo empírico sobre el estado de las quebradas y los cerros, pero esta valiosa información no es receptada por parte de ninguna institución con competencias en la conservación de estas áreas. ¿Podríamos plantear el reconocimiento del rol de monitoreo comunitario? ¿Podría una certificación facilitar su labor y eliminar restricciones puestas por guardias que aplican normas no escritas por desconocimiento?
Reproductoras de los saberes ancestrales y la vida
El saber andar por chaquiñanes, conocer ciclos agrícolas y lunares, dialogar con los espíritus y ancestros de los cerros y plantas, soñar para anticipar, identificar plantas, contar con su permiso para curar a su clientela con sus beneficios, es algo que no se aprende de la noche a la mañana. Las hierbateras, por tanto, son reproductoras de una cultura ancestral, que pervive en la ciudad, entre indígenas y mestizos que siguen utilizando las plantas medicinales para mantener su salud y vida en equilibrio.
Los saberes están ligados a prácticas cotidianas, por lo que conservarlos implica conservar la cultura y la vida.
El mercado
La necesidad del relevo generacional es evidente, pero no se dará mientras sea un oficio vulnerable y precario, pues es lógico que las hijas e hijos busquen otras oportunidades más justas y menos extenuantes. No obstante, y mientras tanto, la alianza con instituciones como el Museo de la Ciudad y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha sido útil para visibilizar este oficio y las hierbateras han cobrado mayor relevancia, ocupando la ciudad con ferias en la calle, con una exposición de los Territorios que Sanan, recibiendo cobertura mediática y participando en la Minga de Innovación con jóvenes estudiantes de la Escuela Nacional Politécnica, en un genuino intercambio de saberes, empatía y empoderamiento de soluciones desarrolladas colaborativamente. En la búsqueda de estrategias de conservación de los saberes, se producen nuevos conocimientos.
El mercado, por tanto, es el lugar de convergencia de esos saberes, de la biodiversidad, de prácticas de la medicina ancestral y del intercambio y cuidado de un bien común. La defensa de este espacio pasa por mantener vínculos con la clientela, recibir apoyo para mejoras, fortalecer la auto-gestión de estos espacios y no incentivar la presencia de grandes cadenas que modifican los patrones de consumo.
Durante la Minga, buscamos formas de aprovechamiento del excedente, planteamos la posibilidad de compostar y/o el secado de plantas. Además de quitar el estigma sobre el mercado como “sucio”, el aprovechamiento de residuos orgánicos podría mejorar los ingresos. Los prototipos, nos sirvieron para hacernos preguntas sobre los modelos de gestión. Ensayar pilotos es fundamental puesto que las soluciones tecnológicas solo lo son si se insertan en procesos organizativos, en este caso cooperativos. Un horno o una compostera por si solos, no traen la solución. El prototipo, por tanto, es un dispositivo generador de preguntas fundamentales, como, ¿cuánto residuo generamos? Y ¿qué características tiene? Se desconocen estas respuestas y nos hemos dispuesto a levantar estos datos para luego, pensar en formas de gestión.
La comunidad
Detrás de una hierbatera hay una comunidad. Su práctica, por momentos solitaria, se apoya, la mayor parte del tiempo en una red de personas, familiares, vecinos y comunidad que participa en la producción, distribución y consumo de las plantas. Por lo tanto, mantener el medio de vida de cada socia, impacta positivamente sobre una red de colaboradores. Además, muchas de ellas pertenecen a barrios rurales o comunas, donde ejercen el rol de lideresas y articuladoras de varios actores. Las economías de subsistencia son mucho más fluidas que el concepto de “ingresos por hogar”, que asume estructuras familiares nucleares como una realidad generalizada. Si mejoramos los medios de vida de estas mujeres, se beneficia la comunidad.
Horizontes
Nos encontramos experimentando un sistema de riego que busca reducir el trabajo mecánico de acarrear baldes de agua hasta los cultivos. Próximamente narraremos sobre este proceso, su aprendizajes, retos y logros. Estaremos divulgando el catálogo de plantas medicinales en actividades educativas y para atraer clientela. Igualmente, estaremos compartiendo y reflexionando sobre este complejo entramado que hemos podido plasmar en un mapa georreferenciado de los territorios que sanan, incluyendo los lugares de recolección. Estos meses de minga, han sido una profunda inmersión para desenmarañar un complejo sistema.
Si deseas colaborar o más información escribe a: paulina.jimenez@undp.org