Se presenta por primera vez en el país el Índice de Actividad Migratoria de Guatemala (IAMG)

Aportes para la focalización e implementación territorial de políticas públicas, una herramienta analítica que permite captar la intensidad del fenómeno migratorio a nivel municipal

9 de Diciembre de 2024
a group of people standing in front of a building

Lanzamiento Índice Actividad Migratoria Guatemala

PNUD

Hoy se presentó el Índice de Actividad Migratoria de Guatemala (IAMG) - Aportes para la focalización e implementación territorial de políticas públicas, creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Guatemala, con apoyo de la Vicepresidencia de la República de Guatemala, en el marco del Proyecto “Respuesta Trinacional para una Movilidad Humana Digna, Pacífica e Inclusiva en el Norte de Centroamérica”, del Fondo para la Consolidación de la Paz de las Naciones Unidas.

Este Índice es una herramienta analítica que permite captar la intensidad del fenómeno migratorio a nivel municipal. Se calcula a partir de dos fuentes de información oficiales: (1) del XII Censo Nacional de Población y VII Censo de Vivienda de 2018, del Instituto Nacional de Estadística (INE), y (2) del Instituto Guatemalteco de Migración. Integra cuatro dimensiones principales de la movilidad humana[1]: migración, retornados, recepción de remesas y migración de retorno desde Estados Unidos de América. Estas dimensiones permiten capturar de manera integral las diversas manifestaciones del fenómeno migratorio en el país. La movilidad humana está intrínsecamente ligada con las dinámicas sociales y los contextos demográficos, socioeconómicos, climáticos, sociopolíticos e históricos que actúan como causas estructurales de esta interrelación. Por lo tanto, la migración es un fenómeno multidimensional que requiere de un abordaje integral. 

Entre los principales resultados del IAMG resaltan:

  • De los 340 municipios del país, se identificaron 10 con una actividad migratoria muy alta, y a 25, con alta actividad. Estos municipios se localizan principalmente Huehuetenango, Quetzaltenango, San Marcos y Chiquimula. En el oriente del país, Chiquimula y Jutiapa, cada uno con 4 municipios, evidencian que la actividad migratoria se extiende por ambas fronteras y contrastando con las tendencias históricas de la migración en departamentos del occidente del país[2].
  • Al 2023, según datos oficiales, más de 1 millón de personas habitaban en municipios clasificados con actividad migratoria muy alta- alta, equivalente al 6.0% del total de la población del país. Se observa que los municipios con mayor actividad migratoria son, en su mayoría, rurales, con el 76.9% de su población viviendo en ruralidad[3].
  • Se observa que los municipios con mayor actividad migratoria enfrentan grandes desafíos en términos del avance del desarrollo humano, con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) promedio de 0.60, marcando una significativa brecha frente a los municipios con menor actividad migratoria. Esta disparidad es aún más evidente en el acceso a la educación[4].
  • Los municipios con mayor actividad migratoria presentaron los indicadores educativos con mayor necesidad de atención: 1 de cada 3 mujeres es analfabeta, no sabe leer ni escribir, y el 28.8% de la población mayor de 4 años nunca asistió a la escuela. Solo el 15% de la población ha logrado completar la educación básica y diversificada, muy por debajo del promedio nacional, con 26.7%.
  • Según el informe de la Encuesta sobre Migración Internacional de personas guatemaltecas y remesas 2022 de OIM, el principal uso que se da a las remesas corresponde a consumo (43.8 %); en segundo lugar, inversión y ahorro (29.3 %), consumo intermedio (14.6 %) y el (12.3%) en Inversión social, dentro de los cuales se encuentra un 7.6 % para salud y 4.7 % para educación. Estos datos infieren que, aunque las remesas mejoran la calidad de vida, estas mejoras no siempre se reflejan en un mejor acceso e inversión en educación.
  • Los municipios con actividad migratoria muy alta- alta, solo el 39.4% de la población es económicamente activa, y el 38.7% está ocupada de forma remunerada. Además, en estos municipios, únicamente el 16.1% de mujeres tenía un trabajo remunerado.
  • 1 de cada 2 mujeres mayores de 15 años se dedicaban a la economía de los cuidados y a las actividades no remuneradas.
  • El cambio climático afecta gravemente la agricultura,  que es la principal fuente de ingresos en los municipios con mayor actividad migratoria. Esto podría indicar que las consecuencias del cambio climático podrían ser un factor impulsor a la emigración en esas zonas, dada la alta vulnerabilidad en seguridad alimentaria.

 

Este Índice, alineado con instrumentos de planificación nacional y el marco jurídico nacional en materia de migración, busca proporcionar lineamientos basados en evidencia que orienten el accionar y la toma de decisiones por parte de las instituciones del Estado de Guatemala, identificando y priorizando los municipios con mayor actividad migratoria para facilitar la implementación de políticas públicas, programas y proyectos focalizados en las necesidades de cada territorio, considerando también la gobernanza, la coordinación interinstitucional y la protección de los derechos humanos.

 

 


[1] El PNUD entiende la movilidad humana como “una condición innata de todo ser humano, un derecho o una opción, que en oportunidades es forzada. Incluye a personas refugiadas, solicitantes de asilo, personas desplazadas internamente, migrantes y migrantes irregulares por diversas causas económicas, reunificación familiar, violencia intrafamiliar, violencia contra la mujer y la basada en género, narcotráfico, inseguridad, cambio climático, entre otras”.

[2] El Índice tiene un rango de valores entre 0 y 1, asignando la posición 1 al municipio con la mayor actividad migratoria, y la posición 340, al municipio con la menor actividad.

[3] Con los resultados del Índice, se realizó una caracterización detallada de los municipios agrupados en tres categorías o clústers: 1) IAMG muy alto-alto, 2). IAMG medio, y 3). IAMG bajo-muy bajo, en los cuales se analizan datos sociodemográficos, laborales, educativos, de desarrollo humano y de riesgo climático.

[4] El IDH considera los siguientes indicadores en sus tres dimensiones: la esperanza de vida en salud, la esperanza educativa y el nivel de escolarización logrado por la población adulta mayor de 25 años en educación y el ingreso nacional bruto per cápita en la dimensión relacionada con el nivel de vida.