La capital panameña acogió este martes un intercambio de experiencias para poner en común los avances y lecciones aprendidas del plan piloto del programa de Basura Cero en el Municipio de Panamá.
El objetivo del encuentro es dar “un paso más hacia la economía circular”, tal y como reza el título de la convocatoria, de manera que Panamá “pueda abordar de raíz una de las problemáticas más acuciantes: la acumulación de desechos sólidos y la contaminación del suelo, el agua y el aire”, tal y como señaló la gerente para Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Jessica Young.
En esta estrategia se contemplan 5 componentes: la sensibilización ciudadana; aspectos de logística relacionados con la cadena de valor de los desechos sólidos; el ámbito de las leyes y las normas jurídicas; el análisis de las oportunidades económicas y de inclusión social de la cadena de valor; y el sistema de seguimiento y evaluación para asegurar la rendición de cuentas y sostenibilidad del proyecto.
El objetivo general del programa es reducir la disposición de residuos a través de la reducción, reutilización y reciclaje, mediante programas de sensibilización, infraestructura, normatividad y economía de mercado, tal y como recoge el informe de resultados del plan piloto presentado hoy en el evento.
El director de Gestión Ambiental del Municipio de Panamá, Lisandro Madrid, explicó que el manejo adecuado y efectivo de los residuos sólidos a nivel municipal y nacional es parte del compromiso del Municipio de Panamá y del Gobierno de la República, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de todos los panameños y cuidar los importantes recursos naturales del país.
La creación de un marco de políticas públicas coherentes para una gestión sostenible de los residuos sólidos es un paso clave en esta lucha contra la contaminación por residuos sólidos. La ley 33 de mayo de 2018, que establece una Política de Basura Cero en la gestión integral de los residuos a nivel nacional, afianza el marco legal para implementar dichas políticas. Tal es el caso de la ley 1 de enero de 2018, que prohíbe el uso de las bolsas de polietileno.
En Latinoamérica, y también en Panamá, cada vez son más las personas expuestas a la contaminación, especialmente aquellas viviendo en situación de pobreza y vulnerabilidad. En este contexto, Young recordó que se deben redoblar los esfuerzos para garantizar el derecho de las personas a vivir en un ambiente limpio y saludable, en coherencia con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Según el presidente de la Cámara de Reciclaje de Panamá, Evaristo Sánchez, la basura se está convirtiendo en un tema de salubridad pública que requiere una atención prioritaria. Cada panameño genera alrededor de 1,2 kilogramos de residuos sólidos al día, de acuerdo con un estudio de 2016. A nivel nacional se estima que se generan 4.400 toneladas diarias. “Solo se recoge el 58% de la basura generada en los hogares”, advierte Sánchez, acabando el resto en vertederos no formales, en las quebradas de los ríos y en el mar.
El relleno sanitario de Cerro Patacón, por ejemplo, recibe más de 1.800 toneladas diarias de basura, según el estudio de INECO, lo que supone un problema ambiental que requiere atajarse. Para ello, Sánchez recuerda que urge reducir la generación de desechos y generalizar un sistema de reciclaje de materiales. Por medio del plan piloto se colocaron 31 estaciones de reciclaje en la capital, 13 de las cuales se situaron en Betania, 7 en Chilibre, 8 en Tocumen, y 3 en instituciones públicas. El programa del Municipio prevé una generalización del sistema de recogida y reciclaje, haciendo énfasis en la cultura ambiental.
La promotora ambiental de la Alcaldía de Panamá, Matilde Domínguez, explicó que el componente de educación y sensibilización es un pilar fundamental del proceso de gestión integral de residuos sólidos. En el intercambio se subrayó la importancia de que la legislación y las políticas cuenten con el respaldo de una ciudadanía con cultura ambiental, consciente de su huella ambiental y del impacto de sus acciones en la sociedad y el ambiente. Domínguez anunció que los programas de sensibilización se van a enfocar en escuelas, universidades, empresas e instituciones. Entre las acciones, se prevé crear huertos escolares en Panamá centro y Chilibre.
La economía circular abre una ventana de oportunidades para generar cadenas de valor, empleo e ingresos, y también mayor cotas de inclusión, equidad y justicia social. Este programa de gestión sostenible de residuos sólidos tiene un enfoque de género. Cuando la deposición de desechos sólidos y residuos se produce en condiciones de informalidad o sin garantías de higiene y seguridad, se acrecienta la situación de vulnerabilidad y exclusión social de parte de la sociedad, afectando con especial virulencia a las mujeres. Invertir en la cadena de valor de residuos, mejorar la calidad de los empleos e ingresos es una manera de que se reduzca la brecha entre mujeres y hombres.
Se espera que las experiencias del proyecto piloto, sistematizadas sobre la base del modelo de economía circular y verde, inspiren a los gobiernos locales, al sector privado y a la sociedad civil, con el fin de sumar esfuerzos para el uso eficiente de residuos y para promover una cultura de reciclaje entre la ciudadanía que permita avanzar “hacia la construcción colectiva de un Panamá más justo, inclusivo y equitativo”, informó la gerente de Ambiente del PNUD.
“La cultura del consumo, acumulación y descarte basada en combustibles fósiles debe dar paso a una cultura cívica que sitúe el bienestar y cuidado de las personas en el centro”, afirmó Young.