Reducción del impacto económico del COVID-19 y fomento a la recuperación temprana resiliente en comunidades de México

 

 

Contexto:

Las condiciones preexistentes de desigualdad están moldeando la intensidad de los impactos ocasionados por la pandemia de la COVID-19; es decir, no todas las personas serán afectados de la misma manera, al mismo tiempo y con la misma severidad, y no todos podrán recuperarse con la misma velocidad.

En ese sentido, el informe “Desarrollo Humano y COVID-19 en México” del PNUD, plantea que la pandemia evidenció que las brechas de desigualdad presentarán retrocesos importantes en todos los niveles, pero en especial en materia de salud, educación y empleo, por lo que se requerirán estrategias específicas que permitan a las poblaciones  en condición de vulnerabilidad recuperarse. 

Ante una posible caída del 8.55% o más en el Ingreso Nacional Bruto, se sugiere que los procesos de recuperación económica prioricen la protección a las poblaciones más vulnerables ante los efectos de la pandemia.

Entre los efectos de COVID-19 se prevé que se agudizará el trabajo informal, la exacerbación de las tareas pre-asignadas del cuidado por cuestiones de rol de género y la violencia doméstica; además, en las comunidades rurales, periurbanas, indígenas y no indígenas, están enfrentando la pandemia sin acceso a agua potable, a recursos de salud pública y/o a información sobre la prevención en sus lenguas.

Los impactos socioeconómicos derivados de la pandemia de la COVID-19 son particularmente graves en las zonas rurales indígenas del centro y sureste de México, y además aumentan la vulnerabilidad de la población local, especialmente de las mujeres y jóvenes locales.

Durante el Plan de Iniciación del presente Proyecto, el PNUD condujo una evaluación de afectaciones y necesidades (EAN) a más de 250 localidades del centro y sureste de México, confirmándose que en general se han reducido las posibilidades para hacer frente a la pandemia al empeorar la alimentación de las familias, restringir el flujo de efectivo para acceder a consultas médicas y adquisición medicamentos.

También se constató que 60 de las 250 comunidades evaluadas no cuentan con acceso al agua en cantidad y calidad adecuadas, tanto para prevenir contagios, como para tratar a personas enfermas dentro de la comunidad.

La crisis también relentizó el ritmo de la recuperación, al perderse empleos externos (el 80% de familias participantes en el proyecto dijeron contar con uno o más integrantes que se quedaron sin trabajo) y detenerse otros ingresos económicos provenientes de medios de vida locales (turismo, artesanía y exportación de materias primas se redujeron casi a cero durante meses y su reactivación es muy lenta).

A partir de dicha evaluación participativa se identificaron cuatro principales problemáticas generadas por la pandemia COVID-19 en las zonas rurales e indígenas de atención:

  1. Insuficiencia alimentaria de diferentes grados en todas las comunidades evaluadas, y riesgo de desnutrición, que reducen su resiliencia ante las fases de la pandemia aún por venir.
  2. Limitado acceso y disponibilidad de fuentes de agua segura y limpia para consumo humano y para uso doméstico, para aplicar las medidas preventivas de higiene en el 26% de las comunidades evaluadas.
  3. Reducción de los ingresos económicos de las familias asociadas a empresas sociales en todas las comunidades evaluadas, derivado de la ruptura de cadenas productivas o de servicios, que en orden de gravedad incluyen: turismo, artesanías, apicultura, derivados del maíz (totopos), café, cacao, aguacate y nopal.
  4. Falta de coordinación y capacidades limitadas para implementar estrategias de recuperación y reactivación económica y social ante COVID-19 en gobiernos locales, sector privado y OSCs, del centro y sureste del país.

Es con estos antecedentes, que se definen los 4 temas en los que se enfoca el proyecto:

  • seguridad alimentaria,
  • seguridad hídrica,
  • reactivación de economías locales, y
  • fortalecimiento de capacidades y de coordinación entre organizaciones y redes de OSC, iniciativa privada y gobiernos locales.

 

Objetivo:

Contribuir a la recuperación resiliente e integral de comunidades indígenas y rurales en 8 estados del centro y sur sureste del país ante los impactos de la pandemia de la COVID-19. En específico, en 100 comunidades rurales e indígenas, a través de la reducción de sus condiciones de vulnerabilidad y el fortalecimiento de la seguridad hídrica, seguridad alimentaria y reactivación de economías locales desde un enfoque de gobernanza local, sostenibilidad y derechos humanos.

Actividades:

  1. Reforzar  la seguridad alimentaria de 3,000 familias de comunidades rurales de alta vulnerabilidad.
  2. Fortalecer la seguridad hídrica con un enfoque de derechos y una visión de cuenca para las 60 comunidades. 
  3. Reactivar las fuentes locales de ingresos y medios de vida de las familias, apoyando a organizaciones productivas locales de los sectores más comúnmente encontrados en las 100 comunidades de trabajo: turismo, miel, artesanías, café, cacao, totopos de maíz, aguacate y nopal, buscando llegar una meta de 60 organizaciones atendidas
  4. Promover una mayor coordinación entre actores sociales, organizaciones de la sociedad civil (OSCs), iniciativa privada e instancias de gobierno para apoyar la recuperación post-COVID19.

Cobertura geográfica:

  • Campeche, Chiapas, Morelos, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Yucatán; 
  • 42 municipios y 100 comunidades.

Contacto en el PNUD México:

  • Edgar González, Oficial nacional, Ambiente, energía y resiliencia. 
  • Irene Cauich, Coordinadora del proyecto

Impact

START DATE

May 2020

END DATE

June 2025

STATUS

En curso

PROJECT OFFICE

Mexico

IMPLEMENTING PARTNER

United Nations Development Programme

DONORS

GOBIERNO DEL ESTADO DE MORELOS

Gobierno del Estado de Chiapas

UNITED NATIONS FOUNDATION

WORLD VISION

Z Zurich Foundation

TOTAL CONTRIBUTIONS

$2,407,333

DELIVERY IN PREVIOUS YEARS

2020$489,731

2021$594,652

2022$446,284

2023$390,162

2024$-78,365

Full Project information