Hacia comunidades más resilientes ante desastres
26 de Abril de 2023
En la zona norte de Honduras se encuentra el Valle de Sula, un lugar altamente vulnerable frente a los desastres causados por fenómenos naturales debido a sus planicies cruzadas por dos de las cuencas más importantes del país, las cuencas hidrográficas del río Ulúa y del río Chamelecón. La depresión tropical Eta y el huracán Iota que arrastraron el país en el 2020 destruyeron los bordos de ambos ríos, causando desde entonces inundaciones en las zonas aledañas durante cada episodio de lluvias fuertes, a pesar de las obras y reparaciones ejecutadas por los gobiernos locales.
José Héctor Silva vive con su familia en la comunidad Guaruma ubicada en esta zona, donde las empresas bananeras tenían sus campos muchos años atrás. Estas se terminaron moviendo a otras partes del Valle de Sula, pero mucho de su personal antiguo se quedó, desarrollando sus propios medios de subsistencia en el sector agrícola. “Nosotros trabajamos en siembra de papaya, siembra de guayabas, estas cosas. Pero banano ya no hay” declara José Héctor frente a una casa abandonada después de una inundación más.
La comunidad donde vive José Héctor cuenta 164 viviendas, de las cuales casi el 100% se inunda en caso de lluvias fuertes. El agua causa deslizamientos y daños a edificios, sistemas de agua y redes de carreteras, y también afecta los cultivos que muchas veces son la única fuente de ingreso de la población. “Nosotros tenemos años de vivir aquí, en este sufrimiento. Si no fuéramos nosotros cuidando esta zona no hubiera nada. Esta carretera estuviera perdida. Ya cuando miramos que está feo, hay que echarle material” expresa José Héctor.
Para poder apoyar la comunidad Guaruma y todas las otras que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad similares, es primordial entender a profundidad cuáles son sus necesidades. Para eso, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través de su equipo de respuesta a crisis SURGE, ha diseñado una metodología para la evaluación de daños en hogares y edificios llamada Household, Building and Damage Assessment (HBDA).
Esta metodología incluye herramientas digitales que capturan información sobre personas desagregada por género y edad, así como sobre daños en infraestructuras (viviendas, instalaciones sanitarias, escuelas, entre otros) debido a desastres, y muestran los datos en tableros interactivos que facilitan el análisis de la información para que las autoridades puedan tomar decisiones basadas en evidencia disponible en tiempo real.
En el municipio de Villanueva, donde se ubica Guaruma, el PNUD implementó un proyecto piloto bajo la metodología HBDA para elaborar un diagnóstico de la situación actual de las viviendas. En un primer instante, se formaron 40 integrantes de la Mancomunidad del Valle de Sula, Comités de Emergencia Municipal y Local (CODEM y CODEL), Secretaría de Estado en los Despachos de Gestión de Riesgos y Contingencias (COPECO), Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS), Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), Centro de Estudios y Desarrollo del Valle de Sula y Asociación de Municipios de Honduras (AMHON), en el uso de esta herramienta digital.
En un segundo instante, se organizó una jornada de levantamiento de datos en terreno, para poner en práctica la herramienta. Karen Cruz, Oficial de Gestión de Riesgos de la unidad técnica del CODEM del municipio de Villanueva participó, tanto en la capacitación, como en la aplicación práctica. “Anteriormente, había que hacer [el levantamiento de datos] de manera escrita. Después era necesario digitalizarlo para poder enviarlo. En cambio, esta herramienta nos ha venido a apoyar y a facilitar saber las necesidades y cuantificar daños. Estamos obteniendo resultados de manera inmediata” declara Karen.
El grupo que participó en el levantamiento de datos en terreno se separó en 11 subgrupos mixtos y recogieron las diferentes zonas de la comunidad, parando en cada una de las casas. Ahí entrevistaron a las personas jefas de hogar y tomaron datos y fotografías de la vivienda, incluyendo la altura a la cual llegó el agua en previas inundaciones.
Los resultados obtenidos revelaron que el 67% de las 164 viviendas evaluadas se encuentran en una condición regular o mala (más del 21% de la estructura necesita reparaciones menores). Según las personas jefas de hogares, las necesidades esenciales para la mejora de sus viviendas son las instalaciones de drenaje sanitario, de agua potable, eléctricas, así como las paredes, ventanas, pisos o techos.
“Los datos informan recomendaciones sobre la resiliencia en las viviendas, así como acciones anticipatorias a posibles riesgos en el futuro. Los datos pueden compartirse con otras instituciones locales y nacionales, y también cruzarse con otros datos disponibles con el fin de desarrollar acciones focalizadas para apoyar la población afectada” expresa Anila Qehaja, Especialista en Gestión de la Información del PNUD.
A través de la implementación de este piloto de metodología HBDA en Honduras, el PNUD aportó al fortalecimiento de los mecanismos de evaluación de necesidades para mejorar la preparación, respuesta y recuperación temprana y las capacidades nacionales y locales ante episodios de desastres.