Conoce a Faten, una líder rural yemení que trabaja en la resolución de conflictos
“Era tímida y titubeaba al hablar”
30 de Octubre de 2024
El conflicto prolongado ha interrumpido los servicios esenciales en el Yemen, en especial el agua. Esto ha provocado una competición por los recursos y ha exacerbado las tensiones entre las comunidades, fracturando el tejido social.
Desafortunadamente, esta era la dura realidad de la aldea de Bani Amer, en el distrito de Tuban, en la Gobernación de Lahj, hasta que intervino una mujer comprometida con el desarrollo de su comunidad: Faten. Motivada por la solidaridad y con experiencia en mediación, se embarcó en un proyecto singular para cerrar brechas y devolver a su comunidad el acceso al agua.
La trayectoria de Faten como mediadora no ha sido fácil. Creció en una comunidad rural y enfrentó retos que muchas mujeres de su región conocen bien. A pesar de las limitadas oportunidades, ella prosiguió con su educación y terminó la secundaria, un logro importante que consiguen pocas mujeres en su pueblo. Impulsada por su pasión de ayudar a quienes más lo necesitan, Faten lideró 30 iniciativas humanitarias en su comunidad, ganando la confianza de los miembros de sus vecinos, quienes la eligieron para el consejo cooperativo.
“Me dedico a empoderar a las mujeres en mi aldea mediante la educación. Les enseño acerca de la prevención de enfermedades y la lactancia”, explica.
“Participé en la resolución del conflicto para que el agua llegue a cada hogar, forjando una vida mejor para mi aldea”- Faten
Faten también fue seleccionada para formarse como mediadora interna en el marco del UNDP’s ERRY III Joint Programme (Programa conjunto "ERRY III" del PNUD; enlace disponible en inglés), “Apoyo a los medios de subsistencia resilientes, la seguridad alimentaria y la adaptación al cambio climático en el Yemen”. Financiado por la Unión Europea y el Gobierno de Suecia, ha capacitado a 346 mediadoras que fomentan la consolidación de la paz.
En una sociedad donde las mujeres suelen desempeñar roles más tradicionales, Faten enfrentó inicialmente reticencias: “A pesar de las dudas de algunos miembros de la comunidad, perseveré y me centré en mi trabajo”.
Sin embargo, gracias al apoyo de parte de su familia y miembros masculinos del comité, ella continuó. Ha dejado una huella profunda en su comunidad y sigue demostrando el valor de la colaboración por encima del conflicto.
“Dar a las mujeres el derecho a participar en ese tipo de proyectos significa impulsarlas a mejorar sus comunidades, especialmente en entornos difíciles”, afirma.
Aprovechando su experiencia en movilización comunitaria, Faten recibió formación en mediación y resolución de conflictos. Participó en sesiones de capacitación sobre estrategias de comunicación, tácticas de negociación, escucha activa, técnicas de creación de consenso y gestión eficaz de disputas locales, gracias al Fondo Social para el Desarrollo (disponible en inglés), socio local del PNUD.
Faten, junto a sus compañeros mediadores, dirigió diálogos constructivos en la comunidad que lograron sentar en la misma mesa a las partes en conflicto. Estos encuentros constituyeron un espacio seguro para la comunicación abierta y el entendimiento.
“Mi participación como mediadora ayudará a superar cualquier estereotipo social y a empoderar a otras mujeres en mi aldea”, comenta.
A medida que avanzaron las sesiones de diálogo, las barreras que antes parecían infranqueables empezaron a derrumbarse, abriendo paso al interés común y a la aspiración compartida de lograr acceso al agua para todas las personas.
Las sesiones ayudaron a identificar los principales problemas de acceso al suministro local de agua. La solución acordada fue un sistema de energía solar que fue instalado por un miembro de la comunidad para bombear agua y abastecer a todos los residentes, proporcionada a través del UNDP’s ERRY III Joint Programme.
“Al garantizar el acceso al agua, los niños de mi pueblo podrán ir a la escuela todos los días. Y no solo eso: las mujeres ya no tendrán que soportar la carga de ir a buscar agua a lugares lejanos día tras día. Podrán dedicarse a labores que les aseguren una fuente sostenible de ingresos para que puedan mejorar sus vidas y la de sus familias”, afirma Faten, destacando el impacto de la mediación en la resolución de conflictos.
El éxito de Faten demuestra el impacto del liderazgo femenino en la resolución de conflictos. Al superar numerosas barreras, ella ha probado que la colaboración y no el conflicto construye el camino hacia soluciones duraderas. Su historia refleja el impacto de iniciativas como el UNDP’s ERRY III Joint Programme, que ha capacitado a cientos de mujeres como ella para apoyar la consolidación de la paz en sus comunidades.